domingo, 22 de diciembre de 2013

FRIDAY 3rd JANUARY. QUIZ WITH MIKE

FRIDAY 3rd JANUARY, 19:30 EVENING.
Classemates EOI will start the New Year doing an English Quiz with Mike.
PRICE: 3€
Free entrance. You're welcome





martes, 17 de diciembre de 2013

OPEN ROADS RECOMIENDA...



UN REGALO DE NAVIDAD PARA EMPEZAR A APRENDER INGLÉS 

- Para estudiantes de Primer Ciclo de Enseñanza Primaria
- Tres cuentos
- Un CD de audio
- PVP 19€
- Venta en las librerias y papelerias de Ontinyent o a través de Open Roads.

Puedes leer o escuchar el CD (pista 5-lenta) con tu hijo/a, haciendo pausas mientras comentas u observas los dibujos con él/ella. Utiliza las preguntas de apoyo para ayudar a tu hijo/a para leer entre líneas. Vuelve a leer o escuchar el cuento otra vez con tu hijo/a relacionando tantas palabras como sea posible. Luego deja que tu hijo/a lea la historia él solo, sin tu ayuda; Por último, puede leer el cuento sin las imágenes utilizando el guión que encontrarás al final del libro. 

Read or listen to the CD (track 5-slow) with your child. Stop to talk about the drawings. Use the ‘rich questioning guide’ to help them to read ‘between the lines’. Re-read or listen to the tale with your child joining in with as many words as possible. Then let your child read the tale independently, without your help. Finally, your child can read the tale without the images using the script at the end of the book.



jueves, 5 de diciembre de 2013

BECAS PARA ESTUDIAR EN INGLATERRA. ENERO Y FEBRERO 2014


Oportunidad de estudiar inglés este invierno con las becas que Open Roads pone a tu disposición.

Curso completo de hasta 8 semanaslistening, speaking, reading, writing y gramática, material, acceso a biblioteca, tutorias, matrícula y alojamiento por 1.350€ todo incluido.

Disponible solamente durante los meses de diciembre, enero y febrero. Informate!!

lunes, 18 de noviembre de 2013

ARTICULO DE CARLES CASAJUANA EN LA VANGUARDIA SOBRE LA IMPORTANCIA DEL INGLÉS EN LA FORMACIÓN

 Estoy totalmente de acuerdo con la voluntad de la Generalitat de exigir que todos los estudiantes universitarios tengan un buen nivel de inglés para graduarse. Es una medida valiente y acertada, pese a tener aspectos prácticos discutibles, como la financiación de las clases. En cambio, el recorte del presupuesto de las becas Erasmus me parece –como a todo el mundo con la excepción del ministro Wert– un auténtico disparate. Esperemos que la retirada de la medida sea completa y que el Gobierno no lo vuelva a proponer, ni para este año ni para ningún otro.
Dejando de lado que a ciertos niveles, hoy, no saber inglés es una sofisticada forma de analfabetismo, mejorar el nivel de inglés de los estudiantes universitarios y ayudarles a salir al extranjero son medios muy eficaces para combatir el paro devastador que tenemos. Quien sabe inglés bien, quien lo entiende y lo sabe hablar y escribir con corrección y sabe ir por el mundo sin perderse ni angustiarse, tiene mucha más facilidad para encontrar trabajo y para crear empleos que quien no sabe. Es cierto que, por regla general, las personas que saben inglés bien lo han aprendido porque han tenido suerte y su educación ha sido mejor o porque sus padres tenían medios para enviarles al extranjero a aprenderlo, y que a menudo son estas circunstancias –no únicamente saber inglés– las que hacen que les resulte más fácil encontrar trabajo. Pero precisamente por esto son necesarias las becas. Además, el hecho de que saber inglés bien ayude a encontrar trabajo dice mucho sobre el tipo de paro que tenemos y cómo lo podemos combatir.
Nuestra economía se está haciendo dual, como en los países más atrasados. En los sectores que tienen contacto con el exterior, hay trabajo y la gente se gana la vida. En los otros, hay mucho paro y los salarios son bajos (el sector turístico está a medio camino: hay trabajo pero los sueldos no son muy altos). Quien tiene la suerte de trabajar en una empresa que exporta o que se ha internacionalizado gana más que quien trabaja en una empresa que produce para el mercado nacional, y quien tiene la suerte de trabajar en una empresa extranjera todavía gana más. Mientras tanto, el poder adquisitivo de los trabajadores sin contacto con el exterior y de los funcionarios y pensionistas va cayendo. Son dos mundos que se separan. Es un fenómeno que antes se veía mucho en los países pobres. Ahora nos está ocurriendo aquí.
La causa reside en la caída del consumo causada por la recesión y por la devaluación interna que estamos sufriendo. Nuestros empresarios lo saben bien. Para vender, para sobrevivir, hay que salir al extranjero. Las empresas con capacidad de reacción –grandes, medianas y pequeñas– se internacionalizan cada día más. Estas empresas necesitan gente a la que no le asuste viajar y que hable idiomas. Que los hable y los escriba bien, que los entienda, que sea capaz de relacionarse con gente de fuera. Como la lengua que hoy domina el mundo es el inglés, sobre todo en el campo de los negocios, para salir al extranjero las empresas necesitan sobre todo gente que hable inglés bien.
Y aquí, como es sabido, cojeamos bastante. Los políticos –con excepciones como Artur Mas, que habla un inglés excelente– no dan muy buen ejemplo. La mayoría o no hablan ninguna lengua extranjera o –aún peor– la hablan pero en español, como vimos no hace mucho en la presentación de la candidatura olímpica de Madrid. Si queremos salir de la crisis, conviene que la Administración ayude a las empresas a internacionalizarse, a abrir nuevos mercados, sobre todo las empresas medianas y pequeñas, que son las que más lo necesitan y más empleo pueden generar. La Administración puede hacer mucho en este campo. Conviene que despabile. Promover el aprendizaje del inglés y becar a los estudiantes para que estudien un año en el extranjero son maneras de ayudar a estas empresas a competir en igualdad de condiciones con rivales que disponen en sus países de una abundante oferta laboral viajada y con idiomas. Es un subsidio a la exportación que las leyes sobre la competencia no pueden prohibir.
Soy consciente de que los recursos públicos son hoy muy escasos y que dedicarlos a las becas Erasmus y a fomentar el aprendizaje del inglés implica recortar en otros campos. Pero de la misma manera que hay padres que se sacrifican para que sus hijos puedan pasar veranos en el extranjero y aprender idiomas, porque saben que les va en ello el futuro, todos nos tendríamos que sacrificar para que no se incorpore nadie al mercado laboral que no se defienda en inglés. De ser posible, incluso deberíamos tratar de que los parados recibieran clases de inglés gratuitas.
Da apuro decirlo, por obvio. El inglés es una ventana al mundo. El dinero que invirtamos en abrirla –igual que el destinado a las becas Erasmus– lo recuperaremos en seguida. Con creces.